Datos y cifras
- La fiebre amarilla es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos, principalmente por los que pican de día.
- Veintisiete países de África y 13 de América Latina están clasificados como países de alto riesgo de brotes de fiebre amarilla. El potencial de propagación internacional hacia regiones no afectadas sigue siendo preocupante para la seguridad sanitaria mundial.
- Se dispone de una vacuna segura y asequible que protege de por vida en una sola dosis.
- Se estima que cada año se producen entre 67 000 y 173 000 infecciones graves y entre 31 000 y 82 000 muertes en África y en las Américas, con la mayor parte de la carga en África (1,2).
Panorama general
La fiebre amarilla es una enfermedad epidemiógena prevenible mediante vacunación que se debe a un virus transmitido por mosquitos infectados de los géneros Aedes sp., Haemagogus sp. y Sabethes sp. Estos mosquitos se reproducen en entornos domésticos, boscosos (selváticos) y semidomésticos.
Debido a sus graves consecuencias y potencial de propagación internacional, la fiebre amarilla constituye una importante amenaza para la seguridad sanitaria mundial.
Síntomas
Los síntomas iniciales de la fiebre amarilla son fiebre, cefalea, dolores corporales generalizados, náuseas, vómitos y debilidad. Estos síntomas desaparecen generalmente en un plazo de tres a cuatro días.
En torno al 15 % de las personas con fiebre amarilla presentarán una infección con un cuadro grave, con los siguientes síntomas: fiebre alta recurrente, ictericia (color amarillento de la piel y los ojos), vómitos, hemorragias (bucales, nasales, oculares y estomacales), insuficiencia orgánica y estado de choque. En torno al 50 % de los pacientes que entran en esta fase mueren en un plazo de siete a diez días.
El periodo de incubación de la fiebre amarilla es de tres a seis días.
Tratamiento
No existe una tratamiento antivírico específico. La atención clínica consiste principalmente en ofrecer tratamiento de apoyo, para el que las directrices de manejo clínico de 2025 ofrecen un protocolo. Los dos antivíricos que pueden administrarse (sofosbuvir y el anticuerpo monoclonal TY014) se recomiendan exclusivamente en entornos de investigación (3).
El tratamiento de apoyo incluye reposo e hidratación; el manejo de la insuficiencia renal y hepática y de la fiebre; y antibióticos para las infecciones bacterianas secundarias. Según la gravedad de la enfermedad se puede ofrecer atención en el hogar, en el hospital o en urgencias. La ictericia indica que se trata de una enfermedad grave, lo que justifica la hospitalización, con frecuencia en una unidad de cuidados intensivos.
Diagnóstico
El diagnóstico es complejo, especialmente al principio, cuando las manifestaciones clínicas son inespecíficas. En los casos más graves los síntomas pueden asemejarse a los del paludismo, la leptospirosis, la hepatitis vírica, otras fiebres hemorrágicas como el dengue o a una intoxicación.
El diagnóstico se efectúa del siguiente modo:
- en la fase temprana: por análisis sanguíneo mediante reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscripción (RT-PCR); y
- en la etapa posterior: por análisis sanguíneo para detectar anticuerpos mediante el ensayo ELISA o la prueba de neutralización por reducción de placa (PRNT).
Prevención
Vacunación
La vacunación es la medida preventiva más eficaz. Una única dosis proporciona inmunidad de por vida sin necesidad de refuerzo. La inmunidad se adquiere en el 80 % - 100 % de los casos al cabo de diez días y en más del 99 % en un plazo de 30 días.
Los efectos secundarios son raros. No se recomienda vacunar a:
- lactantes menores de 9 meses;
- mujeres embarazadas (excepto durante brotes);
- personas con alergias graves al huevo;
- personas con inmunodeficiencia grave o trastornos del timo.
En las personas con más de 60 años debe valorarse cuidadosamente la relación beneficio-riesgo de la vacunación (4).
En virtud del Reglamento Sanitario Internacional (RSI), los países pueden requerir que los viajeros presenten un certificado de vacunación. Las exenciones por razones médicas deben justificarse con un certificado.
Control de vectores
El control de vectores se lleva a cabo:
- eliminando los criaderos de mosquitos (por ejemplo, agua estancada);
- utilizando larvicidas en recipientes de agua; y
- poniéndose ropa protectora y usando repelentes.
Los mosquiteros tratados con insecticida son menos eficaces, ya que los mosquitos que transmiten la fiebre amarilla pican de día.
La vigilancia de vectores, especialmente de los mosquitos Aedes aegypti, ayuda a evaluar el riesgo de brotes urbanos.
Preparación, vigilancia y respuesta frente a epidemias
La detección rápida y la confirmación en laboratorio, así como la vacunación de emergencia, son cruciales para controlar los brotes. La OMS estima que durante un brote el número de casos reales puede ser de 10 a 250 veces superior al de los notificados. Los países de alto riesgo deberían contar al menos con un laboratorio nacional para realizar pruebas de detección de la fiebre amarilla. Cualquier caso confirmado debe investigarse para posteriormente aplicar medidas de inmunización de emergencia y a largo plazo. Durante los brotes, existe el riesgo de que la fiebre amarilla se exporte a países con menor riesgo de transmisión. Fortalecer la sensibilización sobre los riesgos, la detección temprana y la respuesta es esencial para prevenir la transmisión local.
Respuesta de la OMS
La Estrategia para poner fin a las epidemias de fiebre amarilla (EYE) es una estrategia integral y a largo plazo basada en las enseñanzas derivadas de brotes urbanos ocurridos en Angola y la República Democrática del Congo. Su objetivo es poner fin a las epidemias de fiebre amarilla para finales de 2026. La Estrategia EYE está dirigida por la Alianza Gavi, el UNICEF y la OMS, que alberga la secretaría mundial de la alianza. La Estrategia fue elaborada por una coalición de asociados para hacer frente a los cambios en la epidemiología de la fiebre amarilla, a la reaparición de mosquitos y al incremento del riesgo de brotes urbanos y de propagación internacional.
Consta de tres objetivos estratégicos:
- campañas de vacunación masiva en países de alto riesgo para prevenir brotes, con inmunización infantil sistemática e intervenciones de puesta al día para mantener los logros;
- fortalecimiento de la preparación urbana y protección de los trabajadores de alto riesgo; así como la mejora de la aplicación del RSI (2005) para prevenir la propagación internacional; y
- detección temprana de casos y respuesta para contener rápidamente los brotes.
Referencias
- Gaythorpe K.A.M. et al. The global burden of yellow fever. ELife. 2021;10:e64670. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33722340/
- Garske T. et al. Yellow fever in Africa: Estimating the burden of disease and impact of mass vaccination from outbreak and serological data. PLoS Med. 2014;11(5):e1001638 - https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24800812/
- World Health Organization. (2025). WHO guidelines for clinical management of arboviral diseases: dengue, chikungunya, Zika and yellow fever. World Health Organization. https://iris.who.int/handle/10665/381804.
- World Health Organization. (2013). Vaccines and vaccination against yellow fever: WHO Position Paper – June 2013 = Note de synthèse : position de l’OMS sur les vaccins et la vaccination contre la fièvre jaune, juin 2013. Weekly Epidemiological Record = Relevé épidémiologique hebdomadaire, 88 (27), 269 - 83. https://iris.who.int/handle/10665/242089